viernes, 30 de septiembre de 2011

Max Planck

Está la materia (constituida por fermiones) y las consecuencias de su movimiento sobre otra materia (bosones).

La Teoría Electromagnética generaba un problema cuando intentaba explicar la emisión de radiación de cualquier objeto en equilibrio, llamada Radiación Térmica, que es la que proviene de la vibración microscópica de las partículas que lo componen.
Usando las ecuaciones de la electrodinámica clásica, la energía que emitía esta radiación térmica daba infinito si se suman todas las frecuencias que emitía el objeto, con ilógico resultado para los físicos.
En 1900 al físico alemán Max Planck se le ocurrió un truco matemático:
Si en el proceso aritmético se sustituía la integral de esas frecuencias por una suma no continua se dejaba de obtener un infinito como resultado, con lo que eliminaba el problema y, además, el resultado obtenido concordaba con lo que después era medido.
Fue Max Planck quien entonces enunció la hipótesis de que la radiación electromagnética es absorbida y emitida por la materia en forma de «cuantos» de luz o fotones de energía mediante una constante estadística, que se denominó Constante de Planck.